Plebiscito de 1980

El plebiscito de 1980, realizado en Uruguay el 30 de noviembre de 1980, fue propuesto por el gobierno militar, con el objetivo de modificar la Constitución y, de cierta forma, legitimar la dictadura. El proyecto fue rechazado por la población por un 56% de los votos válidos y desencadenó el proceso de apertura democrática.
Fotografía de las papeletas por el No y por el Sí del plebiscito de 1980.

El anteproyecto que el Poder Ejecutivo sometió a la consideración del Consejo de Estado iba encabezado con el título “Principios, bases y condiciones del nuevo texto constitucional”. El mismo, según versiones de prensa, había sido elaborado por la Comisión de Asuntos Políticos de las Fuerzas Armadas (Comaspo).

El proyecto de la nueva constitución fue aprobado el 31 de octubre de 1980, lo que habilitó la convocatoria de la ciudadanía para pronunciarse sobre la propuesta del texto constitucional, de cuyo proceso de elaboración estuvieron ausentes los partidos políticos.

Hubo una permanente propaganda en todos los medios de difusión a favor del “SI” a la reforma propuesta, y una imposibilidad casi total de realizar un debate abierto sobre el proyecto, dado que estaban suspendidas las libertades individuales, el derecho de reunión, y existían miles de presos políticos, exiliados y destituidos.

En el Partido Colorado, todo el batllismo -sector mayoritario- estaba a favor del “NO”, pero había parte del pachequismo que estaba por el “SI”, incluyendo a su líder Jorge Pacheco Areco, desde su cargo de embajador en Washington. También algunos sectores herreristas y los orientados por Alberto Gallinal, apoyaron el proyecto propuesto. La izquierda se opuso desde la proscripción, el exilio y la prisión.

Más allá del proyecto de Constitución en sí y las posibles interpretaciones sobre sus consecuencias, la ciudadanía interpretó el planteo como un “SÍ” o un “NO” al régimen dictatorial. Si bien no hubo disposiciones oficiales que prohibieran la propaganda a favor del “NO” en los medios de comunicación, ésta prácticamente no existió. La expresión opositora se manifestó tímidamente a través de volantes y pegatinas, el “boca a boca”, la prédica del semanario “Opinar”, recientemente fundado, la revista “La Plaza” (un mensuario de Las Piedras, fundado a fines de 1979), algunos editoriales, con firma, en el diario “El Día”, los comentarios de Germán Araújo en CX 30 La Radio y unos pocos actos en locales cerrados, varios de los cuales terminaron con oradores y/u organizadores presos o proscritos.

El domingo 30 de noviembre se realizó ordenadamente el plebiscito. Los militares estaban convencidos de que ganaban. Siendo así, permitieron que se televisase el recuento de votos. Algunos días antes de la votación, la empresa Gallup había adjudicado un 60% de la intención de voto para el “SI”.

Las papeletas por el “SI” estaban impresas en color celeste y las del “NO” en color amarillo. Para sorpresa del mundo entero, el resultado fue un rotundo triunfo del “NO” a la propuesta constitucional que hubiese significado institucionalizar el militarismo y su tutela del sistema político.Por el “SI” hubo un 42,51% de los votos válidos y por el “NO” un 56,83%. Hubo, además, un 0,66% de votos en blanco.

Este fue el inicio de las negociaciones entre el gobierno militar y algunos partidos políticos uruguayos para el restablecimiento de la democracia según la Constitución vigente hasta el golpe de estado de 1973; proceso que incluiría las elecciones internas partidarias de 1982, el Pacto del Club Naval y que concluyó con las elecciones de noviembre de 1984.